La historia de Recoleta comienza con Delia Francia, nacida en 1910 en la Ciudad de Buenos Aires. Delia había heredado la pasión por la pastelería de sus abuelos inmigrantes, y continuaría con la tradición en el Barrio de Recoleta.
Para pagarse los estudios, hornearía medialunas y alfajores que luego vendería por todo el barrio. Ya para el 1930, sus recetas ganaban popularidad en la ciudad, y sus alfajores eran los más vendidos.
Las famosas recetas quedaron reservadas exclusivamente para la familia Francia por 40 años, hasta la llegada de un ser deseoso de compartirlas con el mundo: la osita recoleta.